A partir de la década de los 80, el video se ha convertido en un recurso de posibilidades ilimitadas y accesible a usuarios no profesionales. Sin embargo, a pesar de su creciente uso en investigación y su capacidad de captar las complejidades propias de la docencia, su utilización en el aula todavía sigue planteando dudas de cuándo, cómo y por qué utilizarlo.
Vinculando la información auditiva y visual, el video proporciona una experiencia multisensorial al estudiante. Los datos retenidos por el estudiante corresponden al 20% de lo que escucha, el 30% de lo que ve y el 50% de lo que ve y escucha. El video podría mejorar el aprendizaje de habilidades complejas al exponer a los estudiantes a eventos que no pueden ser fácilmente demostrados de otra manera.
Aquí destacamos 4 motivos para comenzar a usar videos en clases: