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Comprensión de lectura: un desafío para estudiantes y profesores

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¿Cuándo fue la última vez que leíste un libro?, ¿revisaste hoy el diario?, ¿hace cuánto leíste un cuento por última vez? El hábito de la lectura en pleno siglo XXI se está perdiendo. Resolverlo es tarea de todos los integrantes de la comunidad escolar. Pero para comenzar a actuar es importante detenernos a reflexionar sobre el fondo, ¿por qué debemos incentivar la lectura?

Leer es importante. Leer cuenta con un impacto comunicativo muy estrecho con el lector pero también con la comunidad que lo rodea. El acto de lectura tiene la capacidad de ampliar nuestro horizonte cognitivo y nos permite entrar en contacto con la sociedad. Además, nos hace hablar más bonito. Nada mejor que eso, ¿no?

Ahora bien, mantener una conducta lectora constante nos permite desarrollar la capacidad de comprender mejor lo que leemos. Y esta capacidad tiene relación con entender, justificar o contener algo. Al desarrollar esta habilidad, estamos trabajando otros elementos importantes como incentivar la investigación de conocimientos previos, mejorar nuestra capacidad de anticipación, predicción, observación, inferencia y análisis.

Aquí, 6 consejos para mejorar la comprensión de lectura:

  1. Leer diferentes clases de textos. Un estudiante que escucha narraciones (cuentos fantásticos, modernos, reales e imaginarios, leyendas, textos de tradición oral, poesía, etcétera) ampliará su vocabulario e imaginará fácilmente sus propias historias.
  2. Hacer del libro el mejor compañero. Que el alumno lleve un libro a todas partes (salas de espera, consultorios, etcétera) es que lo sienta como parte de su vida. No olvidarlo y mucho menos en vacaciones.
  3. Darle un tiempo a la lectura. Establezcamos metas diarias de lectura. Esta práctica parecerá dictatorial en un comienzo pero nos servirá para crear esta hermosa rutina.
  4. Visitar bibliotecas y librerías. Acercar estos espacios de lectura a los niños y jóvenes, les permitirá crear vínculos y formar gustos respecto de los libros.
  5. Vincular la lectura con otros elementos. ¿Redes sociales, televisión? No perdamos el miedo a relacionar los libros con los elementos propios de la generación de los niños y jóvenes. Naturalizar y poner en contexto la lectura, los hará lectores más activos y conscientes de su entorno.
  6. Hablar la lectura. Que nos se quede en ellos la lectura. Que la compartan, que la conversen, que la apliquen en contextos sociales.

Lo que entendemos de una lectura y la profundidad de este entendimiento difiere según el alumno. Por esto es importante construir estrategias para que el profesor conozca el nivel de comprensión al que llegan sus estudiantes. De esta manera se pueden instaurar estrategias enfocadas en mejorar esta habilidad.

Lo mejor de todo esto es que esta habilidad se puede trabajar y esta ejercitación es fascinante, tanto como el resultado que se logra. Acerquemos los libros a los alumnos y a ti mismo. ¡Dejémonos llevar por el apasionante mundo de los libros!

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